Declaración contra la biopolítica totalitaria de las autoridades rusas

"Cualquiera que trate de ponerme la mano encima y gobernarme es un usurpador y un tirano, y yo lo declaro mi enemigo" (P.-J. Proudhon)

La sección de la Asociación Internacional de Trabajadores en la región de Rusia rechaza categóricamente la biopolítica totalitaria de las autoridades rusas, que, con el pretexto de combatir la epidemia de coronavirus, violan abiertamente los derechos más básicos de los trabajadores y del pueblo en general.

Consideramos la vacunación obligatoria y forzada, proclamada por los gobernantes, un escandaloso acto de abierta violencia estatal contra la persona humana, su libertad, dignidad y la vida misma. Reconocemos que cada persona tiene el derecho incondicional a elegir la forma de prevención, tratamiento y atención médica que considere necesaria. Reclamamos la obligación de informar completamente y verazmente al paciente sobre las medidas médicas y sus consecuencias. Al no ser una asociación médica profesional, nos abstenemos de evaluar aspectos puramente médicos o la efectividad de las vacunas existentes contra el coronavirus, dejando que cada persona elija individualmente si vacunar con ellas o no.

En cualquier caso, la vulnerabilidad del paciente después de recibir la vacuna dicta, en nuestra opinión, la necesidad de proporcionar al vacunado vacaciones pagadas durante el período de obtención de la inmunidad total o restablecimiento de la misma.

Sin embargo, en lugar de transparencia, apertura, voluntariedad y la introducción de vacaciones pagadas, las autoridades recurrieron a métodos de violencia descarada contra la sociedad. Esta violencia está determinada por el deseo de obediencia y lucro de la clase empresarial. La falta de información confiable y la imposición obligatoria de tratamientos, incluida la vacunación obligatoria, no pueden percibirse de otra manera que como un terror de Estado y un experimento médico a gran escala en beneficio de los grandes fabricantes de productos farmacéuticos. Su propia involuntariedad e ignorancia de cualquier contraindicación individual hace que dicho experimento recuerde los experimentos médicos criminales con personas que se practicaron en campos nazis o laboratorios militares japoneses en las décadas de 1930 y 1940.

Al obligar al vacunado a firmar un documento en el que declara que él mismo es responsable de todas las consecuencias de la vacunación, el estado se exime por completo de cualquier responsabilidad por los posibles resultados trágicos de tal experimento.

El despotismo tecnocrático; la busqueda por la cantidad numerica de personas vacunadas; la manipulación de las estadísticas de las pruebas, la morbilidad y la mortalidad; el desprecio de cualquier opinión alternativa de la comunidad científica médica; la propaganda molesta y estupefacta, que aviva el miedo y el pánico; la declaración elitista de la población como incompetente, masa estúpida y egoísta; la indignacion para una persona común; la difamación histérica de todo aquel que no quiera estar de acuerdo con la coerción estatal terrorista; la proclamación de la prioridad de la llamada "seguridad colectiva" sobre las libertades y los derechos humanos (bastante en el espíritu del lema nazi "el bien común sobre el bien personal") y, finalmente, la crítica misma de estas libertades como las razones del fracaso de los planes gubernamentales – todo esto sirve como una manifestación de la rápida fascización del régimen oligárquico. Como debería ser bajo el fascismo, los círculos gobernantes confían en la multitud histérica, intimidada y agresivamente obediente.

La discriminación abierta y flagrante contra los ciudadanos no vacunados, la privacion de los no vacunados de la atención médica, del acceso a los servicios públicos básicos y de la educación, la introducción de una segregación que recuerda los tiempos oscuros del nazismo o el apartheid son flagrantes. Para nosotros, como organización de trabajadores, es especialmente inaceptable obligar a los trabajadores de sectores enteros de la economía a vacunarse bajo la amenaza de despido o suspensión del trabajo sin pago de salario. El hecho de que las autoridades estén llevando a cabo esta medida dictatorial con la mano de los empresarios es el mejor recordatorio de la naturaleza de clase del régimen y de que se ha lanzado una guerra de clases a gran escala desde arriba contra nosotros, los trabajadores.

Estamos convencidos de que, en última instancia, la actual ola de terror y represión de Estado no es un fenómeno puramente temporal y exсepcional. Se convierte en parte de la estrategia general de la clase dominante para establecer una dictadura abierta a través del control electrónico total y la vigilancia total de la población, un sistema a gran escala de códigos electrónicos y bases de datos, videovigilancia generalizada y castigo por la más mínima desviación de las reglas prescritas.

Sabemos por la historia que la fascización ocurre gradualmente. Cuanto antes encuentre resistencia, más fácil será detener el deslizamiento hacia el abismo totalitario. La desobediencia y resistencia a las medidas terroristas y dictatoriales del Estado y la clase patronal se están convirtiendo en nuestros días en garantía no solo de nuestra dignidad humana, sino también de la preservación de nuestra propia vida. Por supuesto, si queremos vivir y no sobrevivir como ganado esclavo obediente que es conducido al matadero.

¡Por desobediencia individual y colectiva, civil y humana a órdenes criminales de las autoridades!

¡En la lucha ganaremos nuestro derecho!

Confederación de Anarcosindicalistas Revolucionarios - Sección de la Asociación Internacional de Trabajadores

Agregaron a la declaración:

Movimiento socioecológico "Otros osos"